El fortalecimiento del Colegio Coahuilense de Investigaciones Históricas | Salvador Hernández Vélez

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 Han transcurrido ya cuarenta y cuatro años de la fundación del Colegio y considero, con toda justicia, que ha cumplido a cabalidad con los objetivos de investigar, clasificar, difundir y vigilar la conservación del patrimonio histórico de nuestro estado. Originalmente creado en la ciudad de Saltillo, con el paso del tiempo y con el empuje de sus fundadores, directivos y nuevos miembros, fue extendiendo su área de influencia a las distintas regiones de la entidad, incorporando a prestigiados amantes de la historia y a cronistas municipales. | Salvador Hernández Vélez

Hace unos días ingresamos al Colegio Coahuilense de Investigaciones Históricas, Esperanza Dávila Sota, Lucrecia Solano Martino, María Isabel Saldaña Villarreal, y los jóvenes Jorge Tirzo Lechuga Cruz y Ricardo Medina Ramírez, así como el que esto escribe. Debo confesar mi asombro por la invitación que recibí de parte de don Arturo Berrueto, porque no soy historiador. Por lo que hago mías las palabras del prestigiado historiador mexicano, el maestro Luis González y González, para justificar mi ingreso: “Hay disciplinas en las que todo hijo de vecino puede meter su cuchara; una de esas es la historia”. A partir de ello y a manera de presentación, me defino de entrada como “un hijo de vecino”, originario del municipio de Viesca, en la Región Lagunera, e interesado de sobremanera en mi tierra natal y por los “acontecimientos” y “personajes” que, a lo largo de los años, han desfilado por su territorio, además debo de confesar que sí, que en numerosas ocasiones “he metido mi cuchara” o al menos he tratado de hacerlo, en esta hermosa disciplina que es la historia.

Elegí escribir hace un buen rato, más sigo considerándome un aprendiz que se enfrenta con desasosiego ante una página en blanco cada semana para escribir mi artículo de los viernes para VANGUARDIA. Mi intervención ante el Colegio, más que abordar un tema en especial, se orientó en el sentido de reconocer el trabajo realizado por todos aquellos que han contribuido al mejor y mayor conocimiento del pasado remoto, del pasado inmediato, de la historia general, regional y local de nuestro estado y de la región que corresponde a Texas.

Han transcurrido ya cuarenta y cuatro años de la fundación del Colegio y considero, con toda justicia, que ha cumplido a cabalidad con los objetivos de investigar, clasificar, difundir y vigilar la conservación del patrimonio histórico de nuestro estado. Originalmente creado en la ciudad de Saltillo, con el paso del tiempo y con el empuje de sus fundadores, directivos y nuevos miembros, fue extendiendo su área de influencia a las distintas regiones de la entidad, incorporando a prestigiados amantes de la historia y a cronistas municipales.

Por él han desfilado personalidades relevantes que ya no están físicamente pero que su actuar comprometido constituye un legado que es necesario honrar y acrecentar. Recientemente nos abandonaron Javier Villarreal Lozano, Alfonso Vázquez Sotelo y don Manuel Gil Vara.

No soy historiador, mi formación profesional es de ingeniero mecánico electricista, y soy amante de las matemáticas, lector compulsivo, escritor aficionado y persistente senderista. La mayoría de mis escritos no han sido pensados, en principio, para un público académico, los he hecho más bien para mis paisanos, amparado en el afán de divulgar la riqueza de nuestro pasado y de nuestra tierra, más lo hago convencido de que los acontecimientos no serían nada si alguien no los pusiera por escrito para que se trasmitan de una generación a otra, lo cual sé qué no es tarea fácil.

El trabajo del historiador consiste en construir, y la historia se nos presenta, al igual que la vida misma, como un espectáculo fugaz, móvil, formado por la trama de problemas intrínsecamente mezclados y que puede revestir, sucesivamente, multitud de aspectos diversos y contradictorios. Reconstruir nuestra relación con el pasado y el futuro es así una tarea inaplazable en un presente acosado por todos los peligros.

Por Coahuila han pasado los más grandes acontecimientos nacionales, el movimiento de Independencia, el de Reforma, la invasión norteamericana, la segunda intervención francesa, el porfirismo, el movimiento revolucionario que inicio en 1910, y la lucha constitucionalista contra el usurpador. Las figuras de Ramos Arizpe, de Zaragoza, de Madero, de Carranza y muchos otros más dejaron su impronta en estas tierras coahuilenses. En la lucha liberal, México se refugió en el desierto y nuestro estado fue un espacio privilegiado de acogida de estas ideas. Las propuso, las impulsó y las defendió cuantas veces se hizo necesario. Los hijos de Coahuila se han caracterizado por ser constructores de leyes y de instituciones.

Ahora también desde el Colegio Coahuilense de Investigaciones Históricas orientaré mi esfuerzo para seguir indagando, documentando y difundiendo la historia de nuestro gran estado.