En Saltillo ya se requiere que Chema Fraustro trabaje en serio

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Cuatro Poderes | Por: Jorge Arturo Estrada .- Los alcaldes de Saltillo regularmente fallan al momento de cumplir sus promesas de campaña. Frecuentemente navegan de “muertito” sin atender los principales problemas de la ciudad. Esencialmente, tapan algunos baches, remodelan plazas y Centros Comunitarios; compran vehículos, organizan ferias, fiestas, conciertos, rodeos y los publicitan como avances. De esta forma, solamente en su discurso, la capital coahuilense se convierte en la Mejor Capital de México o en una Potencia Mundial. Además, las encuestas, a modo, mantienen alto el ego de los mandatarios, aunque carezcan de credibilidad.

Lo cierto, es que frecuentemente las administraciones municipales, carecen de proyectos firmes, bien estructurados y con recursos destinados para llevarlos al cabo. Desde que el expresidente municipal, Jericó Abramo, logró la cero deuda municipal e intentó implementar una reestructuración a fondo del sistema del transporte urbano y fracasó, sus sucesores no han querido ni siquiera intentarlo.

Todos estos políticos, desde hace años, ya se mudaron a vivir al norte de la ciudad, tienen choferes y vialidades nuevas, y poco les importa la calidad de vida de casi 400 mil saltillenses que se ven forzados a usar el pésimo transporte público y el de personal. Estos ciudadanos, y sus problemas, parecen invisibles para los alcaldes y sus funcionarios; aunque a cada momento, se complique avanzar en el congestionado tráfico citadino, incluso el de ellos y de sus vidas tan confortables.

El caso de José María Fraustro es notable. Él ya va a cumplir un año y es muy poco lo que la logrado. Con bajo perfil y escasas razones para brillar, navega cobijado en el organizado gobierno estatal de Miguel Ángel Riquelme. Chema, ni siquiera ha logrado imprimirle una marca positiva a su gestión al frente de la comuna. Es un funcionario gris, hasta el momento.

A pesar de su impresionante perfil profesional, el exrector, se ha convertido en un alcalde decepcionante. La protección de los intereses y negocios de los empresarios, amigos de las élites políticas locales ha sido una tradición, en la capital coahuilense. Siempre ha sido gobernada por los mismos, sus amigos y sus parientes.

Así, filas de pésimos alcaldes saltillenses han desfilado por el palacio del bulevar Coss y la han dejado rezagada respecto a ciudades con menor dinamismo económico en el país. Ha faltado talento, decisión, trabajo, visión, buenos resultados y ha sobrado protección a comerciantes, transportistas, proveedores, fraccionadores, amigos y socios.

Todavía es tiempo para que Fraustro Siller abandone la zona de confort y se ponga a trabajar en Serio, tal cual su perfil personal lo describe. Lo malo, es que dejó ir a uno de los mejores funcionarios que tenía y que lo pudo haber ayudado a brillar: Oscar Pimentel, quien se fue del Instituto Municipal de Planeación, para integrarse al gabinete estatal. Veremos.