Saltar al contenido
Ser reaccionarios no mueve sentimientos, no crea identificación, no moviliza el interior de un ser humano y por ende, no sirve como oposición. Aquel PAN que luchaba por la democracia, por las libertades individuales, por un modelo de libre mercado y por el humanismo, movía los corazones de muchas personas; hoy no.
Sería iluso pensar que la situación política en México es ajena a
lo que pasa en el resto del mundo. Históricamente las corrientes políticas y
sus manifestaciones, suelen ir a la par con las tendencias globales; los nacionalismos
en la primera mitad del Siglo XX, los populismos de los sesentas, las
democracias liberales de los noventas, etcétera. Hoy no es la excepción.
Los nacionalismos y populismos están presentes en múltiples
Estados a lo largo de todos los continentes. Esta representación política no se
debe a un acto de magia o un simple infortunio, tiene causalidades claras en
múltiples aristas de la sociedad global y nacional. En este caso en particular
lo abordaré desde una perspectiva ideológica.
A finales del siglo pasado, ante una contienda ideológica de
décadas, el triunfo se manifestó en las democracias liberales que predominaron
en Occidente y a nivel mundial, acompañadas de un modelo económico de libre
mercado.
Con la “victoria” de dicho sistema sobre el comunismo, los
cuestionamientos filosóficos sobre el modelo rector fueron noqueados a la lona.
Y así, sin cuestionar, nació una generación entera donde las cosas se daban por
hechas.
Particularmente en México, a finales de los ochentas y noventas,
se instaura como modelo rector el – mal llamado – neoliberalismo. En la primera
década del siglo XXI, se logra el “cambio” de régimen al Partido Acción
Nacional y para los inicios de la segunda década, el sistema predominante
empezó su debacle.
No es necesario resaltar lo evidente sobre los errores del
“neoliberalismo”, sino más bien, el papel que jugó la oposición en estos dimes
y diretes en los últimos 7 años.
Existían dos claros frentes: Acción Nacional y Morena. El primero,
un partido sin rumbo, perdido en los nuevos modos de hacer política, sin
brújula, sin liderazgos, SIN IDEOLOGÍA.
El último, un movimiento político arraigado en la personalidad de
un “digno representante del pueblo”, claro y contundente en contra de todos
aquellos “males” del sistema, con una excelente lectura de los problemas que
sufre el país. La decisión del pueblo era evidente.
Con Morena en el poder, aquel ente perdido en las obscuridades de
la “oposición”, sigue ahí, tumbado, sin saber qué hacer ni a dónde moverse.
¿Pero por qué? A mi parecer, la lectura es sencilla: Acción Nacional perdió su
guía hace muchos años. El PAN no sabe qué defiende, por qué lucha, o qué
representa. Hasta ahora lo único claro es que va en contra de todo aquello que
haga el ciudadano presidente.
¿Y qué creen? Eso no genera empatía con la gente, ser
reaccionarios no mueve sentimientos, no crea identificación, no moviliza el
interior de un ser humano y por ende, no sirve como oposición. Aquel PAN que
luchaba por la democracia, por las libertades individuales, por un modelo de
libre mercado y por el humanismo, movía los corazones de muchas personas; hoy
no.
¿Qué pasó? A nivel mundial aquellos que gozaron del liderazgo
político en la era del liberalismo occidental, naturalmente perdieron potencia
cuando su sistema murió, debido a que nunca actualizaron sus planes ante la
realidad social.
Ahora, si no plantean una agenda clara, con un nuevo modelo
tangible y accesible para todos, su futuro es evidente y se encuentra ahí, en
los archivos históricos.
Hoy en el globo predominan las soluciones simples, de corto plazo,
y el llamado a los sentimientos y los rencores que se cosecharon en las últimas
décadas. A su vez, el declive intelectual y argumentativo, tiene que pasar por
este proceso de cataclismo para que un nuevo sistema real, surja.
Será importante que todos aquellos que solían no cuestionarse lo
hagan, marquen una agenda fundamentada en sus valores y lo acompañen de técnica
y practicidad; sino, las respuestas extremistas y anti-conciliadoras
predominarán en los años por venir.
La gente se moviliza y empatiza con los sentimientos y las ideas,
no con reacciones banales. Si México quiere una oposición real, tiene que
empezar por marcar una agenda clara de futuro; solo así.
PEDRO CASAS ALATRISTE L.
Coordinador de Asuntos Internacionales en el Consejo
Coordinador Empresarial
Licenciado en Economía por la Universidad
Iberoamericana. Tiene un diplomado en Historia de la Filosofía por la misma
universidad. Ha laborado en la Misión Permanente de México ante las Naciones
Unidas y en la SHCP. Actualmente trabaja en el Consejo Coordinador Empresarial
y es socio fundador de En Esta Esquina A.C.