| Sin brillo ni liderazgo, los diputados priístas navegan en la mediocridad

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| Cuatro Poderes | Por: Jorge Arturo Estrada. – En el Congreso de Coahuila las cosas andan de cabeza. Los diputados de la presente legislatura pasarán a la historia con más pena que gloria. Los del PRI llegaron, en gran parte por compromisos partidistas y por cuotas de género.  Actualmente se percibe, salvo en contadas excepciones, que no se toman con seriedad el encargo y hasta pareciera que, en las sesiones, están más en un recreo escolar que trabajando por los coahuilenses, sobre todo cuando los opositores están exponiendo. Es bueno que se la pasen bien y se diviertan, pero sería apropiado que respetaran a sus compañeros diputados de las otras fracciones y al recinto parlamentario.

El pastor del rebaño, Lalo Olmos Castro, se percibe más que desinteresado en los asuntos legislativos, se le percibe ausente. Aunque, ni siquiera es con motivo de preparar su proyecto para buscar la gobernatura de Coahuila. Él ya parece estar apagado y resignado porque sabe que ese tren ya se le pasó. Persiste su trato amable, pero ya sin el ímpetu que lo ha llevado a triunfar y brillar a lo largo de su trayectoria política.

Así, para empeorar el escenario, en Comunicación Social del congreso estatal, Jaime Bueno le hizo un flaco favor a Olmos. Le dejó a uno de sus ayudantes como titular, un personaje que escribe una buena columna en la que comenta libros en un medio local. Pero, es un hecho que ni de comunicación, ni de periodismo le ha tocado aprender mucho. En consecuencia, el trabajo de Olmos ha trascendido poco, mientras Manolo Jiménez siguió consolidándose. Es evidente, que, al partidazo, le hizo daño la mayoría que conquistaron y todavía piensan que la inercia es suficiente. Mientras, Bueno sigue tras el hueso.

De esta forma, sin liderazgos fuertes, sin estrategia de comunicación y con trabajo poco brillante, la bancada priísta navega en la mediocridad. Si acaso se salvan Álvaro Moreira y algunas legisladoras. Tal vez será la última vez que logren la mayoría, la oleada morenista viene fuerte, aun en Coahuila. La soberbia y la frivolidad tienen costos políticos.