Sin regulación, el home office puede caer en explotación laboral

Adncoahuila

El teletrabajo aumenta entre 20 y 40% la productividad. Sin embargo, para que esto no se transforme en sobrecarga de tareas, tienen que existir pautas claras que rijan las relaciones laborales, coincidieron especialistas.

ExtraNEWS HOMEOFICE 1 07 2020.- La pandemia por el nuevo coronavirus ha demostrado que el teletrabajo necesita ser regulado por leyes que impidan una sobrecarga de tareas o jornadas extenuantes. Pero no todo pueden ser normas impositivas, los empleadores también deben respetar la vida y el tiempo de sus colaboradores.
En esto coincidieron especialistas invitados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En el seminario virtual Covid-19, tecnología y teletrabajo: ¿Cambiará el funcionamiento de los mercados laborales en forma permanente?, la empresaria Silvia Mosccini, y el profesor de Economía en la Universidad McGill de Canadá, Fernando Saltiel, hablaron sobre las ventajas y desventajas del home office.
Ambos están de acuerdo en que los países deben crear leyes que protejan a las empresas y las personas que trabajan desde casa. Para el académico estas regulaciones “deben aumentar el bienestar de la sociedad”. Por ejemplo, dejar asentado que también en esta modalidad de empleo debe haber jornadas laborales que deben ser respetadas.

No todas las actividades pueden realizarse desde casa, subrayó. De acuerdo con los resultados de una investigación de Saltiel, con el aporte de la Universidad McGill, entre 10 y 15% de los empleos en América Latina pueden mudarse a los hogares.
En una misma empresa puede haber colaboradores cuya función sí se pueda cumplir de manera remota, mientras que para otros es necesario acudir al centro de trabajo.
Por lo tanto, las leyes de home office y las propias políticas de las empresas deben impedir que se excluya de los beneficios o de la pertenencia al equipo a aquellas personas que laboran desde su hogar.
Recomendó también cuidar que las reglas no provoquen desinterés por el teletrabajo. El diseño de la regulación implica tomar en cuenta qué repercusiones traería en el mercado laboral. Para compensarlo, “se pueden aumentar los incentivos para que las compañías” lo pongan práctica.