México en la tormenta: entre Trump, AMLO y el derrumbe económico

El primer año de la presidenta Sheinbaum ha estado marcado por tensiones económicas, presiones internacionales y escándalos de corrupción heredados.
Por: Jorge Arturo Estrada. | La herencia es tóxica y va contaminando todo. El discurso persiste, la demagogia y la corrupción también. Su primer año resultó turbulento. Ahora, en medio de la tormenta, la presidenta, intentará conquistar algunos éxitos y sacar adelante su encomienda. Las figuras de su partido están manchadas. Las rutas del dinero y el saqueo conducen a Tabasco. En el mundo, México es señalado como un narcoestado. Y, como un país de pobres gobernado por un grupo de políticos millonarios.
No será una tarea fácil evitar una crisis económica. Ya viviremos de prestado, con la economía estancada, con el tratado comercial mutilado por el presidente Trump y los programas sociales creciendo y convirtiéndose en un lastre. Adicionalmente, las mega obras de Andrés Manuel, están a medias y son elefantes blancos caros. Las paraestatales, Pemex y la Comisión Federal de Electricidad, son lastres gigantescos. Adicionalmente, ambas empresas son parte central de la trama delincuencial de saqueo, denominada Huachicol Fiscal que enriquece a un sector de encumbrados morenistas. Este sistema de latrocinio apunta hacia López Obrador, señalan diversas investigaciones.
Estos enormes problemas le explotaron a la mandataria, Claudia Sheinbaum; y son tan grandes que ponen en riesgo la estabilidad económica del país. Para manejarlos habrá que lidiar, y controlar, a poderosas y carismáticas personalidades como Donald Trump y AMLO. Y ambos recorren caminos opuestos.
La magnitud de los problemas ya se van registrando en la opinión pública. En materia de corrupción e inseguridad está reprobada la gestión presidencial, durante el primer año de la presidenta. Es evidente, que las enormes presiones de la Casa Blanca la forzaron a torcer sus planes, y la dejaron atrapada en los pecados del expresidente y las cúpulas morenistas.
En la actualidad, no hay lucimiento. Solamente las transferencias de los programas sociales sostienen a la popularidad de Palacio Nacional. Las encuestas y los acarreos son maquillaje al estilo viejo PRI, y ya están desgastados. Las porras y los aplausos se los lleva el viento y la realidad termina por imponerse. Ante este escenario, la mandataria señaló tajante que: “en el México nuevo la honestidad no es la excepción, es la regla, y quien traiciona al pueblo, quien roba al pueblo, enfrenta a la Justicia”.
Para la presidenta, y el país, es indispensable mantener viable, y favorable para México, el tratado con Estados Unidos. Dependemos de ese mecanismo para sostener nuestra economía, los empleos formales dependen de esto. Si no se logran buenos resultados en las negociaciones, el país se desmorona. Claudia lo sabe.
Adicionalmente, se espera que el miércoles 29 de octubre termine la pausa, impuesta por Trump, y entren en vigor los aranceles a México. Vienen tiempos difíciles. Veremos.