Carriles bici: respuesta de ciudades ante el COVID-19

La crisis sanitaria está teniendo un efecto inesperado en algunas urbes: los coches pierden espacio y las bicicletas lo ganan.
extraNEWS Movilidad 28 10 2020.- La pandemia está teniendo un efecto inesperado: muchas ciudades están quitando espacio al coche para dárselo a la bicicleta, un medio de transporte que reduce la contaminación y favorece una movilidad saludable, activa y segura frente al virus. Las urbes que ya promovían esta idea en los últimos años han aprovechado la coyuntura para acelerar su transformación a través de carriles bici temporales —hechos sin grandes inversiones con pintura o conos—: es el caso de París, la ciudad cuya rápida transformación asombra en Europa, o de Bogotá, que ha doblado el porcentaje de ciclistas con 80 kilómetros de ciclovías adicionales. En cambio, otras no han hecho más que cambios cosméticos o insuficientes. “Cualquier infraestructura ciclista es una buena solución para hacer que la gente se mueva en bici de manera sostenible. Si pones carriles bici, la gente los usará. Ha hecho falta una pandemia para que muchas ciudades empezaran a pensar en la bicicleta”, dice Mikael Colville-Andersen, experto en urbanismo sostenible.
Calidad de los carriles bici
La poca importancia que se ha dado a este medio de transporte en la mayoría de los países hasta hace poco, explica que algunos carriles bici terminen abruptamente, sin continuidad, y otros tengan graves problemas. “No puedes hacer un carril bici y no solucionar los cruces, porque dejas a la gente en medio de la jungla del tráfico. Eso nunca pasaría con los coches, nadie se olvida de poner un semáforo o de pintar la raya de los carriles”, se queja Esther Anaya, investigadora sobre movilidad en el Imperial College de Londres.