El país se cansó de los abrazos: asesinan a Manzo y México reclama

03112025cuatropoderes00
Adncoahuila

Tras años de apatía, la indignación estalla. El crimen contra el alcalde de Uruapan —un hombre que se negó a rendirse— ha roto la resignación nacional. La respuesta oficial: más evasivas, más culpas al pasado, más silencio ante los 450 mil muertos del sexenio de AMLO. Pero esta vez, la sociedad tal vez no se conforma con demagogia. El “abrazo” ya no consuela… sólo expone la rendición del Estado.

Por: Jorge Arturo Estrada | La indignación estalló. El país de los apáticos se sacudió. El asesinato de un presidente municipal michoacano, muy valiente, genera indignación. Seguimos polarizados. La demagogia intenta llenar los espacios. Sin embargo, los hechos y las tragedias marcan y pesan. Las palabras huecas ya no bastan. Tal vez sea un parteaguas. Por lo pronto, el gobierno de Donald Trump sigue, atento, los hechos y suelta reproches y ofrece ayuda. Urgen los resultados sobran los pretextos.

El asesinato, de Carlos Manzo, frente a su familia, es el retrato de un país que dejó de proteger a los suyos. A los morenistas los pone a la defensiva. Al Palacio Nacional lo pone contra la pared; y a las cifras reportadas, diariamente, se les cuestiona por enésima vez.

Están a la defensiva. Pero no aceptan errores. Lo cierto es que la delincuencia va derrotando a la estrategia federal. El Batman, Harfush, va perdiendo las batallas, pese a los aplausos que cosecha entre la comentocracia.

Las excusas, de la conferencia Mañanera, culpan a los expresidentes, Felipe Calderón y Enrique Peña, por sus “guerras”. Omiten mencionar que Felipe inició las hostilidades a solicitud del morenista Lázaro Cárdenas Batel, entonces gobernador michoacano, ahora destacado funcionario federal. Tampoco mencionan que los abrazos de Andrés Manuel López Obrador sólo consiguieron cientos de miles de homicidios y desaparecidos y la etiqueta de narcoestado para nuestro país.

No hay llamado a la unidad. Como siempre, evaden la responsabilidad y están en el control de daños a la imagen gubernamental. La insensibilidad y la soberbia, del poder absoluto, se revelan casi en cada frase que se emite, desde la mañanera.

¿Entonces qué sigue? Seguramente, atestiguaremos, cómo el bloque de morenistas multiplicará sus excusas y lanzará, culpas a los prianistas. Ya sabemos, que el dinero de las Becas del Bienestar compran simpatías, tolerancia y apatía. Sin embargo, ya nada será igual. Una persona buena fue ejecutada ante los ojos de su familia. Una persona que había pedido ayuda federal, para proteger a los uruapanenses, fue ejecutada. Vemos demasiada demagogia y poca eficacia. Descanse en paz, Carlos Manzo. Son tiempos intensos. Veremos.