México en crisis: entre la corrupción, la deuda y la recesión que se avecina

Las cifras oficiales presumen estabilidad, pero detrás se esconde un México marcado por deuda, pobreza laboral y dependencia extrema de EE.UU.
Por: Jorge Arturo Estrada | Mentiras y entregas de dinero son la base del nuevo régimen. En nuestro país, la corrupción ya no indigna. La violencia ya no sorprende. Los desaparecidos ya no conmueven. Las masacres se entierran junto con las víctimas. La delincuencia manda en regiones enteras, y la impunidad es casi total. México, se ha convertido en un país en donde la muerte es parte del paisaje.
En este momento, la narrativa del nearshoring ya es más mito que realidad. Las inversiones no llegan. Los grandes capitales no confían en los nuevos escenarios. La incertidumbre jurídica, el desmantelamiento institucional y la subordinación política del empresariado, también alejan cualquier intento serio de crecimiento sostenido. Las cifras oficiales, maquillan un estancamiento real. No se crean nuevos empleos formales. Pemex y CFE son ruinas que se sostienen con base en más deuda pública.
Adicionalmente, la renegociación del T-MEC ya es inevitable. Trump, impone condiciones, aranceles y amenazas. Quiere a las plantas automotrices de vuelta en territorio estadounidense. Quiere reducir el tráfico de drogas y de personas. Y quiere, demostrar que puede doblegar al vecino del sur sin despeinarse. México, con una diplomacia inexistente y una economía tan dependiente, no tiene con qué responder.
La OCDE ha rebajado las previsiones de crecimiento de México a un 0.4% para 2025, el menor crecimiento económico de Latinoamérica. La economía mexicana está altamente expuesta a riesgos externos, ya que más del 75% de sus exportaciones dependen del mercado estadounidense.
El Plan México es titubeante y la inversión local ha mostrado una caída sostenida, con la inversión total retrocediendo un 6%. Lo mismo que la inversión pública en un 24.4% en el primer bimestre de 2025.
Sin embargo, la inercia se mantiene, por el momento. Y, la inversión extranjera directa (IED) preliminarmente marca 21.4 mil millones de dólares, aunque se basó principalmente en la reinversión de utilidades (78%), más que en nuevas inversiones directas. El país se dirige hacia una recesión con crecimiento nulo y aumento del desempleo.
La deuda externa se ha disparado, y empresas estatales como Pemex y CFE son consideradas lastres al borde de la quiebra, requiriendo más deuda pública para sostenerse.
En la actualidad, persiste, la informalidad laboral muy elevada, con el 54.6% de la población económicamente activa en en 2024, lo que implica que no hay prestaciones sociales y un deterioro en la calidad del trabajo para decenas de millones de mexicanos. Alarma que la pobreza laboral aumentó al 35.4% en el cuarto trimestre de 2024, indicando que el salario no es suficiente para cubrir la canasta alimentaria.
Sin embargo, el gobierno celebra una reducción de la pobreza. El INEGI reporta que 13.5 millones de personas salieron de la pobreza entre 2018 y 2024, aunque sólo se crearon 2 millones de empleos formales en el mismo periodo. La discrepancia sugiere que la reducción se debe principalmente a los programas sociales, no al empleo. Incluso, hay críticos que señalan que estas cifras están maquilladas y que el bienestar real de los ciudadanos se ve afectado por el aumento de las carencias sociales, especialmente en salud, un estancamiento económico, un creciente endeudamiento y una centralización de los recursos que perjudica a los estados y municipios. Veremos.