México en la cuerda floja: fracasos, recesión y la sombra de Trump

Mientras el gobierno celebra cifras cuestionadas, la OCDE le proyecta el peor crecimiento de la región y la violencia se normaliza como paisaje. México: entre la ficción gubernamental y la realidad cruda.
Por: Jorge Arturo Estrada | Se termina el tiempo. El plazo que Donald Trump impuso está por vencerse. México debe acceder a un pacto de seguridad a la medida de los inetreses del gobierno estadounidense. El país, navega en aguas turbulentas. El discurso oficial, morenista, habla de victorias sociales, estabilidad económica y un nuevo rumbo histórico. La realidad, sin embargo, muestra un país atrapado entre cifras maquilladas, una inseguridad incontrolable y la sombra amenazante de Trump. El tejido social se fragmenta, la democracia se erosiona y la economía se tambalea entre espejismos y retrocesos.
En lo social, el gobierno presume una disminución de la pobreza del 41.9% en 2018 al 29.6% en 2024. Sin embargo, expertos, como Julio Boltvinik, califican esas cifras de “más falsas que una moneda de dos pesos”. Lo cierto, es que la población vulnerable por carencias aumentó de 26.4% a 32.2% ; adicionalmente, más de 24 millones de mexicanos quedaron sin acceso a servicios de salud. Hoy, seis de cada diez deben pagar médicos privados; entonces, el gasto de bolsillo en salud se dispara. La realidad golpea más fuerte que la estadística.
La educación no escapa a este deterioro. México ocupa el lugar 35 de 37 países en la prueba PISA 2022, con pésimos resultados en ciencias, matemáticas y lectura. El nivel promedio de escolaridad apenas alcanza 9.9 grados y sólo una cuarta parte de los jóvenes llega a la universidad. El futuro se vuelve estrecho, limitado, cuando la formación se convierte en un privilegio. La supuesta «nueva escuela mexicana» parece más una consigna ideológica, que una estrategia educativa con visión de futuro.
Los programas sociales se multiplican, duplicando sus beneficios en menos de una década. Son, sin duda, un salvavidas para millones. Pero al mismo tiempo, minan los incentivos para el trabajo formal y se convierten en herramientas de control político. El acarreo electoral, con dádivas, sustituye a la construcción de ciudadanía. La democracia mexicana se disuelve. Mientras tanto, la informalidad alcanza al 54.6% de la Población Económicamente Activa y la desigualdad mantiene su brutal rostro: 0.2% de los mexicanos concentran el 60% de la riqueza.
En el terreno político, la Cuarta Transformación implementa un proyecto de poder absoluto. La reforma judicial —que propone elegir jueces por voto popular— ha sido llamada “experimento kafkiano” por analistas internacionales. Bajo un proceso plagado de irregularidades, con casillas reducidas, boletas confusas y candidatos desconocidos, y un masivo uso de acordeones morenistas se obtuvo un resultado predeterminado. El oficialismo, al estilo de Nicaragua, Cuba o Venezuela, terminará controlando también al Poder Judicial. El fraude se cocinó abiertamente y el INE y el tribunal lo validaron.
Simultáneamente, el factor Donald Trump agrega más presión. Desde la Casa Blanca exige relocalizar las plantas automotrices, endurecer los controles fronterizos y renegociar el T-MEC. Con amenazas de aranceles y listas negras de políticos ligados al crimen organizado, Trump impone la agenda. Hacia adentro, el régimen morenista se exhibe autoritario; hacia afuera, dócil y cooperador. Un juego político que erosiona su credibilidad.
En lo económico, la OCDE reduce su previsión de crecimiento a 0.4% para 2025, será el peor de América Latina. El Banco de México habla ya de recesión técnica. Pemex y CFE son lastres sostenidos con megadeudas, mientras las empresas militares como el Tren Maya acumulan pérdidas multimillonarias. La inversión nacional cae en picada, y aunque la inversión extranjera directa marca récords, 78% corresponde a la reinversión de utilidades, no a nuevos capitales. El “nearshoring”, tan ansiado, parece ya un mito más que una realidad.
Finalmente, la inseguridad se mantiene como la herida abierta más dolorosa. Con más de 33 mil asesinatos en el último año del sexenio, México es descrito como un narcoestado. El crimen organizado domina regiones enteras y la impunidad es la norma. Narco-candidatos aparecen en las boletas judiciales, mientras la violencia deja un país donde la muerte se volvió parte del paisaje. Entre la ficción estadística y la tragedia cotidiana, México parece extraviado en una ruta que amenaza con ser irreversible. El plazo se cumple. Trump observa. Veremos.