Monterrey se quedó seco y en Saltillo para allá vamos; no aprendimos nada

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| Cuatro poderes |Por Jorge Arturo Estrada.- Cuando el futuro nos alcanza, ni siquiera el arrepentimiento es bueno. El problema de escasez de agua potable, en la zona metropolitana de Monterrey, debería prender las alarmas en Saltillo; principalmente entre nosotros, los apáticos saltillenses. No lo hacemos y vemos, que lejos de eso, el discurso de las autoridades municipales y sus porristas, es el mismo de siempre: “somos ejemplo nacional, mundial y les estamos enseñando”, en este caso a los regios.

Monterrey es la ciudad más desarrollada del país. “Dos o tres de errorcillos” a la hora de elegir gobernadores, alcaldes y diputados y su apatía en el tema, los metieron en este lío enorme. Nosotros no tenemos mucho que presumir, pero los políticos no pierden oportunidades para tratar de lucirse. La solución fue simple, en aquel tiempo,: en cuanto entregamos el agua a los catalanes para que hicieran negocio, el líquido reapareció en nuestros tinacos y dejamos de padecer. Pero el crecimiento ha sido acelerado y anárquico en la capital de Coahuila.

En Saltillo privatizamos, en condiciones más que sospechosas, el servicio de agua potable, pero siguen las fugas del 40 por ciento en las redes de distribución. La verdadera clave del éxito de Aguas de Saltillo es que los recibos se cobran caros, puntuales y siempre. Lo que no sucedía cuando era empresa pública, por ejemplo, en Ramos y en Torreón no se cobra el agua, en diversos sectores populares, y a veces ni medidores les colocan.

De esta forma, en Saltillo, el agua llega a los hogares sin falta, aunque en varios sectores con tandeos y no diariamente. También, se cobra el saneamiento del agua residual, se le da tratamiento en otra empresa privada y luego, ya limpia, la tiramos a nuestros arroyos sucios. Entonces, se desperdicia vaciándola en contaminados cauces y va a dar a Nuevo León haciendo crecer alfalfa y hortalizas a su paso por Ramos Arizpe. AGSAL lo que quiere son sus ganancias millonarias, para los catalanes y para sus socios secretos saltillenses. Además de cuentas claras, también deberíamos exigirles a los alcaldes que no desperdicien el vital líquido, tanto el limpio como el tratado; y principalmente que se regule a los constructores de fraccionamientos.

Los arroyos que cruzan la ciudad se nutren de agua limpia, que brota de los manantiales diariamente. Sin embargo, a medida que cruzan la mancha urbana esa agua es contaminada por los drenajes clandestinos de talleres, industrias y fraccionamientos. Una vez cada tres años alguien anuncia que los limpiaron, y que recogieron cientos de toneladas de basura. Lo cierto es que nadie los regenera y nosotros tampoco los cuidamos.

Al pasar las aguas por las fábricas del Grupo Industrial Saltillo ellos las captan para tratarlas, usarlas o revenderlas. Las tienen concesionadas gratis, por 99 años, gracias a las gestiones del exalcalde Manuel López Villarreal. A veces es buen negocio ser presidente municipal.

Tanto en Derramadero, que tiene ese nombre por los enormes manantiales que encontraron los europeos que fundaron nuestra villa de Santiago del Saltillo, como en el resto de los parques industriales de la zona metropolitana, las empresas usan pozos propios de agua limpia para sus procesos. Así, el crecimiento desordenado de la ciudad se ha convertido en una amenaza para su sustentabilidad. Mientras, los presidentes municipales andan organizando festejos, ferias y rodeos o tapando baches, la sustentabilidad no ha entrado en sus prioridades todavía.

Somos tan expertos en la gestión del agua, en nuestra ciudad, que la cara norte de la sierra de Zapalinamé, que es la gran fábrica de agua de Saltiyork, la llenamos de fraccionamientos populares. Así, decenas de miles de casitas y kilómetros cuadrados de asfalto y cemento sellan e impiden los escurrimientos y filtraciones que deberían nutrir los reservorios de las montañas. En tanto, en la cara sur, hay ranchos y ejidos que talaron los pinos y usan pozos para negocios agropecuarios, como criar chivas o de plano para hacer fraccionamientos campestres.

Al recorrer Coahuila, la situación empeora, en La Laguna, los habitantes de la zona metropolitana de Torreón toman agua contaminada con arsénico desde hace 30 años. Las vacas y su alfalfa consumen el agua limpia, para la industria láctea y agroalimentaria; la que va sobrando, se usa para el negocio de sembrar melones y sandías. Qué tal.

En Monclova, AHMSA se tragó el río Monclova y ya solamente queda su recuerdo, como una imagen, en el escudo de Coahuila. Aunque, actualmente se hacen insuficientes trabajos para regenerarlo luego de 50 años de explotación intensiva. Pero, algo es algo.

En el Norte de la entidad, en la región de los Cinco Manantiales, opera una de las empresas cerveceras más importantes del mundo con un par de mega plantas que hacen uso intensivo del vital líquido. Para fabricar cerveza se utilizan 2.5 litros por cada litro de producto listo para la venta. Ya los habitantes sufren y se quejan de las consecuencias.

En la parte de la Sierra Madre que corresponde a Arteaga, el desastre ecológico es enorme: Los bosques de pinos se han talado sistemáticamente durante siglos. A veces, para fabricar tablas en aserraderos, otras para hacer fraccionamientos campestres, huertas de manzanos y hasta para sembradíos de papas. Ni negocios ni creatividad nos han hecho falta, somos depredadores. Las ganancias de las élites mandan. No aprendemos.

Jorge Arturo Estrada es reportero con 40 años de trayectoria, Analista Político, Consultor de Marketing Político e historiador.