El México de AMLO: entre becas y autoritarismo

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El legado de AMLO: Un país de súbditos. La narrativa de transformación se tambalea cuando el poder se centraliza, la democracia se debilita y la ciudadanía se resigna a ser súbdita de un régimen sin contrapesos.

Por: Jorge Arturo Estrada | Andrés Manuel se impuso. Finalmente, llegamos a la etapa, en la que, a lo más que aspiramos es a que, el gobierno, nos deposite dinero. Por esas becas del Bienestar, renunciamos el acceso a la democracia, a la vigilancia de los políticos corruptos, al voto libre y bien contado y al derecho a oponernos a las medidas autoritarias de los malos gobernantes.

Finalmente, decidimos someternos. Estamos, ya, sin defensa ante una clase política tóxica, dirigida por un personaje poco empático y ávido de poder. Andrés Manuel López Obrador, manipula a sus diputados y funcionarios para que aceleren los cambios que destruyen al México moderno.

Así, se va cumpliendo el anhelo, del tabasqueño, de regresar a los tiempos del viejo PRI. Del poder presidencial absoluto, sin contrapesos. El tiempo del dedazo, sin votos válidos. A los tiempos del nacionalismo de opereta en un país de fracasos y miseria extendida. En un país de pobres, de empleados informales, necesitados del gobierno para completar el gasto y abonar a las deudas.

En un México con pocos clasemedieros aspiracionistas. Con pocos estudiantes de nivel superior, con educación de calidad y competitiva. Él diseña, para su régimen, generar generaciones de mediocres medianías, entre los profesionistas, con sus universidades patito.

El retiro dorado de Andrés Manuel, con hospital, cuartel, estación del tren y bulevares junto a su rancho, evidencian el cinismo del triunfador. Del que se siente más allá de cualquier crítica.

Él ganó. Todos los demás perdimos.  Las luchas de los izquierdistas de los setenta y de los panistas de los ochenta junto a millones de jóvenes que vencieron al viejo PRI fueron derrotadas, ante la apatía de las nuevas generaciones. De estos jóvenes que nunca aprendieron el valor de su voto ni de la vida democrática.

La poca o mucha prosperidad, en este siempre injusto país surgió, con fuerza a partir del tratado de Libre Comercio. La etapa del Milagro Mexicano se trató crear una élite empresarial que generara impuestos. Sin embargo, ese modelo, siempre generó pobreza en el campo y cinturones de miseria en las zonas urbanas, con millones de campesinos que huían de los ejidos siempre áridos y secos que produjeron escasas cosechas.

Luego, el gobierno intentó convertirse en el motor de la economía acumulando miles de empresas públicas que proporcionaban empleos para sus bases electorales y múltiples quebrantos financieros. Muchas, de ellas, quebraron, otras tuvieron que ser vendidas y privatizadas. El gobierno siempre ha demostrado ser pésimo empresario.

Luego a mediados de los setenta, una bonanza petrolera, mal administrada, generó una mega deuda que hundió al país en una crisis severa. Esa crisis derivó en la intervención de los organismos financieros globales como en Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para sacarnos de los problemas. Y para incrustarnos en el libre mercado global.

El TLC de Carlos Salinas dio el empujón para consolidarnos como una economía importante. La número 12 o 15 del mundo, depende del momento. Los empleos formales se ampliaron en muchas zonas del país: Solamente algunos estados del sur y la ciudad de México persisten en la informalidad, generando amplias bases sociales morenistas, cautivas.

Es así, como actualmente la carestía, la inflación, las deudas y las becas han conformado grandes masas de votantes morenistas. Ya son 35 millones de hogares los que reciben Becas del Bienestar de cualquier tipo.

De esta forma, sin nunca madurar como ciudadanos, nos resignamos a ser súbditos apáticos del proyecto de poder de Andrés Manuel que cancela la democracia, sus contrapesos, sus derechos y sus libertades. Así la cosas, Veremos los resultados.