El Séptimo Año: AMLO y la Sombra del Poder

Aunque dejó la presidencia, López Obrador sigue moviendo los hilos del país. La sucesión, la revocación y el 2027 están en su mira. Mientras Sheinbaum arranca su gobierno, Andrés Manuel acomoda fichas, recluta millones de seguidores y apunta al poder judicial.
Por: Jorge Arturo Estrada | El séptimo año es el más difícil. Andrés Manuel, opera desde las sombras. Infatigable, ya implementa su sucesión. López Obrador, sigue atento el arranque del sexenio de su heredera. Su legado es tóxico, dejó al país inmerso en crisis de inseguridad y económica. México está dividido, con el tejido social roto y lleno de agravios y rencores. En la actualidad, solamente, el factor Trump desestabiliza sus planes. Aunque, es evidente que podría estar en riesgo su futuro político y personal.
El rencor siempre fue un aditivo, importante, en su proyecto. Los pobres, fueron el motor que lo convirtió en un líder de masas; y, sin duda, el dinero fue el combustible que mantiene en el poder a la Cuarta Transformación.
Desde Palacio Nacional él, personalmente, operó la conquista total del poder y la aniquilación de los opositores. Amenazó, cooptó y compró a gobernadores de todas las divisas y calañas. Los convenció de que le entregaran el poder sin resistencia y les otorgó premios e impunidad. Los convirtió en traidores. Así, a los partidos opositores los redujo a la mínima expresión. En la actualidad, solamente se consideran simpatizantes del PAN el 9 por ciento, PRI 7 por ciento, Movimiento Ciudadano 4 por ciento y en contraste, Morena 41 por ciento, reporta la encuesta de Lexia, de Gino Lara, publicada en la Revista Nexos en marzo del 2025.
La demagogia es la insignia de la cuarta transformación. Así, desde a La Mañanera se establecen las pautas. Los medios reproducirán, fielmente, esos mensajes. El morenismo aprendió bien del PRI, y ya formó escuadrones de jilgueros oficialistas incrustados, en los medios. Ellos son contratados para defender al régimen a ultranza.
Como político, siempre dedicado en lo que le interesa, López Obrador ya encargó a su hijo, Andy López Beltrán, a que empadrone a 10 millones de nuevos militantes a Morena. Él quiere a más obradoristas en las bases de su partido. Ya no solamente a los inefables miembros de las viejas tribus y exprianstas que integran al partido en la actualidad. Quiere controlar el brazo electoral del movimiento, en la totalidad. No quiere errores.
El tabasqueño, desea tenerlos listos para la elección de junio próximo: para de esta forma, también, quedarse con el control del Poder Judicial. Luego, los planes de AMLO pasan por el 2027. López Obrador busca ganar la mayoría en el congreso federal, las gobernaturas, ayuntamientos y congresos locales que estén en juego.
También, el expresidente, se prepara para el proceso de Revocación de Mandato, al que Claudia Sheinbaum, ya anunció que se someterá en el 2027, cuando estableció sus 100 Compromisos de Gobierno. Él y su partido serán factores determinantes en esos procesos.
Con Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador, tan activos, vienen cosas interesantes. Veremos.