Hizo fiesta, gastó mucho, perdió la democracia y el presidente también

Adncoahuila

| Cuatro Poderes | Por: Jorge Arturo Estrada. –  El presidente convirtió al proceso de Revocación de Mandato en su fiesta personal. Ha sido un evento en el que todos los mexicanos perdimos, ha sido una jornada triste que marcará un hito histórico.  También, deja la percepción de una gran debilidad del sistema democrático del país y de la calidad moral de la clase política.  Además, Andrés Manuel López Obrador perdió la etiqueta de invencible.

De esta forma, muchas cosas quedaron evidenciadas: Para llegar fuerte ante las urnas, Andrés Manuel fue capaz de mostrar el autoritarismo que ocultaba bajo una tenue pátina de demócrata. Por su parte, los opositores evidenciaron estar casi aplastados; los ciudadanos, estamos desconcertados; los medios de comunicación están aturdidos por el cúmulo trepidante de información que surge y que se queda pendiente de procesar; y, los magistrados y los diputados son sistemáticamente amedrentados y atacados.

Sin embargo, el electorado ya le dio una lección que no se le olvida a López Obrador. Al presidente y a su partido, el año pasado, los mexicanos les quitaron la mayoría absoluta para que no pudieran aprobar ni modificar leyes a capricho y al vapor. Ahora le ratificaron que está perdiendo seguidores y que a la clase media no le importó su consulta.

Por eso, en la actualidad, él personalmente hace ajustes, pasa por encima de las leyes, deja constancia plena, registrada en la historia, de que se siente por encima de las leyes. Todo con tal de no perder el 2024. Este año, ahora ya con él en la boleta y con toda su estructura volcada en el acarreo solamente logró más de 16 millones de votos, según los avances en los conteos al momento de redactar estas líneas.

Para este ejercicio, él y su partido se lanzaron sin escrúpulos, derrochando tiempo y millones de pesos, a violar descaradamente el marco jurídico electoral. Un conjunto de reglas, que los ciudadanos tardamos décadas en construir, que se arrancaron lentamente al expartidazo. Esas leyes se lograron para sacar al PRI del poder. Eso lo logramos los mexicanos masivamente a través del Instituto Federal, IFE, ahora INE.

Fueron más de 80 años para construir nuestra frágil democracia. El presidente, con todos los recursos que le facilita su cargo, lleva cuatro años empeñado en destruirla. Lo mismo, a los contrapesos, a la libertad de expresión y a la libre formación de la opinión pública. Se ha transformado en un político descarado y poderoso, afanado en ganar elecciones. En un tipo de cuidado.

Todos perdimos en esta jornada. Toda autoridad moral ya se disipó entre la clase política mexicana. Ya todos los plumajes portan las mismas manchas. La victoria fue pírrica, y puso a Andrés Manuel, junto al resto de los políticos del país de los tramposos. La amenaza del valentón está echada: sigue el INE para ser destruido.