Campaña en la recta final: López Obrador va contra Xóchitl Gálvez

Adncoahuila

Por Jorge Arturo Estrada | La campaña presidencial entra en su recta final. Estamos ante un López Obrador que se tiene que ir y una candidata opositora que se esfuerza por ganar. La oficialista piensa que ya ganó. Una, se presenta en la ciudad más peligrosa de México para poner a la inseguridad en el foco del debate. La otra, recurre al acarreo masivo para llenar el Zócalo. La simbólica plaza que ya los ciudadanos libres, los que no aprueban al presidente, llenaron hace unos días. Andrés Manuel es el jefe de campaña de Claudia Sheinbaum. Xóchitl Gálvez deberá mejorar rápidamente su desempeño y comunicar mejor. Sólo así, tendrá oportunidades de victoria.

Ambas aspirantes están rodeadas de políticos impresentables. La clase política mexicana apesta. El gobierno de López Obrador es un fracaso, es una tragedia de un millón de muertos, en exceso, por sus malas decisiones en estos cinco años. Andrés Manuel, sin embargo, ya logró construir una amplia base social. Falta ver si se convierte en una estructura eficiente a la hora de acarrear votos, en tres meses.

Es época de elecciones y traiciones. El tabasqueño, montó una farsa para darle escenografía a su dedazo. Usó, descaradamente, a sus corcholatas, para generar expectativas y ganar espacios en medios. Luego traicionó a sus aliados, los que ayudaron al rey del cash a construir sus proyectos de poder. Finalmente seleccionó a su pupila. Claudia era el personaje más débil, más dependiente y más confiable de los suspirantes.

Es evidente que AMLO, no le tiene confianza a Marcelo Ebrard, ni a Adán López, ni a Ricardo Monreal. A Noroña lo puso a jugar de patiño de parte del fantasmal PT. Por su parte, el Verde, Manuel Velasco, se ganó su lugar entregando sobres a través de Pío y otros medios.

En México, en la actualidad, los políticos profesionales, son personajes que ven en esas actividades las oportunidades para enriquecerse y de alcanzar impunidad. Los partidos son un imán para ambiciosos e impresentables sin ideología, no son ni de izquierdas ni de derecha. Todo se reduce al amor por el hueso,

A estas alturas del sexenio gran parte de la clase media abandonó a López Obrador. No volverán a votar por su partido ni por sus proyectos. Están molestos por la forma caprichosa y tóxica de gobernar de Andrés Manuel. Evidente que Claudia no recuperará esos votos.

En esta etapa final, AMLO juega al abstencionismo. En sus cuentas piensa que con su voto duro le basta para ganar, si se extiende el abstencionismo, así pasó en el Estado de México hace un año. Ganó por ocho por ciento solamente. Por eso, usa a los encuestadores como cómplices; para que den ventajas abultadas. La alianza deberá calentar motores, rápidamente, para prender al electorado. Les urge romper ese voto cautivo morenista.

Claudia inicia campaña al estilo Viejo PRI, con acarreos y plazas llenas. En todos los estados Sheinbaum estará rodeada de una amplia colección de personajes impresentables. Por el momento, ella aun no representa moderación ante un presidente López Obrador tan arrebatado y rencoroso. Parece simplemente más dosis de lo mismo.  

El acarreo intenso, que acostumbra el morenismo, los hace ser percibidos como un partido añejo. Con las viejas formas del PRI ancestral. Adicionalmente el escaso carisma, de Claudia Sheinbaum, les da un toque especial a los mítines morenistas. Sin el ingenio de López Obrador, ni sus cualidades de mentir sonriendo, es un personaje que tendrá que ser electo por la estructura guinda. Ya no habrá los votos espontáneos de la esperanza. Solamente les quedarán los votos acarreables y los del rencor contra el PRI y el PAN. Vienen meses intensos. Veremos.