Colapsa movilidad en Región Sureste de Coahuila; y la competitividad ya está dañada

Adncoahuila

Por: Jorge Arturo Estrada | La mega deuda, y el desprecio de AMLO por Coahuila, pesan. De esta forma, hasta la dinámica Región Sureste, de la entidad, que ha sido, tradicionalmente, un imán para las inversiones y las reinversiones del clúster automotriz, se ha visto afectada por la pérdida de competitividad, por la falta de recursos para inversiones millonarias, estratégicas. Sobre todo, en el rubro de la movilidad de las personas y el traslado de carga.

Por una parte, el gobierno federal, de Andrés Manuel López Obrador, ha sido egoísta y ha castigado a los coahuilenses, recortando recursos y cancelando obras. Por el otro, la escasez de recursos estatales ha impedido que se hagan las inversiones que demanda el crecimiento, casi anárquico, de la zona metropolitana de Saltillo. Esto es palpable cada día más.

En lo macro, la logística se ve afectada por las fallas catastróficas, recurrentes, en el tramo de Los Chorros, en Arteaga, que une a la región con las carreteras que conducen al centro, El Bajío y la capital del país. En tanto, en las que nos conectan con Nuevo León y la salida a Texas, están frecuentemente bloqueadas por los accidentes o por el mal tiempo, y ni siquiera hay proyectos y presupuestos para ampliarlas, pese al tráfico cada vez más intenso. Asimismo, la de Zacatecas sigue inconclusa y peligrosa. En suma, Saltillo se va convirtiendo en un cuello de botella en materia de comunicaciones, casi en todas direcciones. El muy importante corredor industrial, que ya surge con la instalación de Tesla, en Santa Catarina, Nuevo León, vendrá a complicar las cosas y ya nace dañado.

En la actualidad, la vialidad de Saltillo es caótica y perjudica al traslado de personas y mercancías; lo mismo que a la vida económica y social, de las empresas y los ciudadanos. Para atender esta situación, ya no bastan unos cuantos puentes. La ciudad demanda un transporte metropolitano de primer nivel. Para ser una gran capital, se requiere contar con infraestructura avanzada, de primer mundo. Con proyectos concretos, de largo plazo y con visión de futuro. De otra forma Saltillo se irá rezagando en calidad de vida. Ahora parece que estamos bien, porque es un país caótico.

Todas las capitales, y ciudades importantes del país, tienen sistemas de transporte metropolitano modernos, eficientes y no contaminantes. Muchos de ellos son multimodales. Mientras, en la vieja capital coahuilense, aún nos transportamos en vetustos camiones, repletos como latas de sardinas en horas pico, permanentemente impuntuales y conducidos por choferes de capacidades dudosas. El resto de la población se agolpa en largos embotellamientos a bordo de sus autos.

En contraste, en Monterrey están ya construyendo las líneas cinco y seis del metro, un nuevo acueducto, de 10 mil millones de pesos, para su presa gigante, El Cuchillo; y, además, una carretera nueva que va del sur de la entidad hacia su frontera en Colombia.

Mientras en la Cd Mx, el gobierno federal gasta miles de millones para construir un tren que lleve pasajeros al aeropuerto Felipe Ángeles y hasta integró una línea aérea nueva para que tenga actividad la terminal con vuelos nuevos.

En León, Guanajuato, tienen éxitos con su Optibus, que fue primero de su tipo en México, antes de que se implementara en la Ciudad de México el Metrobús, en Guadalajara con Mi Macro, en Monterrey el TransMetro, en Puebla con RUTA y en el Estado de México el Mexibús. En Querétaro, el QroBus, conecta el oeste de la zona industrial con el centro de la capital del estado, y lo mejor es que su cruce con otras rutas permite el abordaje sin necesidad de transbordar, con eficiencia en los traslados.

Así en Saltillo, tiramos a la basura, inexplicablemente, un proyecto ya estructurado que realizó el entonces alcalde, Jericó Abramo hace una década, los transportistas y los medios le dieron escaso apoyo y llegó el panista Isidro López a enterrar el proyecto. Sus primos y demás expolíticos prianistas, millonarios, se dedican al transporte de personal a las fábricas, obteniendo enormes ganancias saturando las calles. Entonces, parece que no hay alicientes entre los funcionarios municipales, siempre tan atentos con los ipecos saltillenses, para que los saltillenses cuenten con transporte metropolitano de primera.

¿Vienen otros seis años de padrastro en Palacio Nacional, para Coahuila? Esa es la interrogante principal. Dado que es una certeza que la deuda pública estatal es impagable, por lo pronto. Ya la Dra. Claudia Sheinbaum, la puntera de la carrera presidencial, dijo que no habrá recursos adicionales para la entidad. Veremos. Los escenarios son interesantes.