El INE valida la elección judicial entre sombras y dudas

Adncoahuila

La tarde era larga en la Ciudad de México. El sol pegaba en los ventanales del Instituto Nacional Electoral. Adentro, en la “Herradura de la Democracia”, once consejeros discutían el futuro del país. Afuera, la ciudad seguía su curso, ajena y ruidosa.

Así, se votó. Seis a favor, cinco en contra. La presidenta, Guadalupe Taddei, levantó la voz y el martillo invisible. La elección del Poder Judicial, con todo y sus manchas, era válida. Así lo dijo el INE. Así lo aceptó la ley, aunque la duda quedara flotando en el aire, espesa como el humo de un cigarro en una sala cerrada.

Las irregularidades eran muchas. Casillas con más votos que votantes. Boletas limpias, nunca dobladas, pero marcadas en los cómputos. Paquetes robados, votos coaccionados, “acordeones” repartidos como dulces en una fiesta. Ochocientas dieciocho casillas anuladas, pero más de ochenta mil instaladas. La presidenta del INE lo repitió: la proporción era pequeña, la elección seguía firme. El consejero Uuc-kib Espadas la secundó. El proceso, dijeron, fue transparente. El resto, ruido.

Pero no todos tragaron saliva y siguieron adelante. Arturo Castillo y otros cuatro consejeros dijeron no. Dijeron que la duda era razonable, que las irregularidades eran graves y generalizadas. Pero el INE no puede anular una elección. Esa bala está en la recámara del Tribunal Electoral.

La sesión duró cinco horas. Afuera, la tarde se hizo noche. Adentro, la democracia mexicana seguía su camino, herida pero en pie. Las constancias de mayoría se entregaron. Las impugnaciones volaron rumbo al tribunal. El país, como siempre, esperó el siguiente capítulo.

La historia no terminó aquí. Pero el INE habló. Y en México, a veces, eso basta para que todo siga igual. Sin embargo la democracia fue destruida por un movimiento político depredador. Nada será igual.

Irregularidades detectadas

Durante el proceso, se documentaron las siguientes anomalías:

  • Casillas con más votos que votantes.
  • Casillas “zapato” (con sufragios solo para un candidato).
  • Boletas no dobladas pero marcadas en los cómputos.
  • Robo de paquetes electorales.
  • Coacción del voto y reparto masivo de “acordeones” (guías de voto).
  • 818 casillas anuladas de más de 84,000 instaladas.