De la democracia a la dictablanda: el legado del séptimo año de AMLO

México enfrenta una transformación radical. Las instituciones electorales son doblegadas y los contrapesos destruidos. Estamos ante el poder centralizado y la simulación.
Por: Jorge Arturo Estrada | El séptimo año de AMLO, ha sido productivo. Mandó al diablo a las instituciones. Ha actuado desde las sombras, silencioso pero efectivo. Ha doblado las apuestas sin estridencias y con audacia. Andrés Manuel ha logrado reconstruir en el siglo 21, la dictablanda que el PRI, del siglo pasado, consolidó.
No son buenas noticias. La democracia ha dejado de existir para convertirse en una fachada. Es una tragedia social y política, quizás irreversible, en décadas. México atraviesa un momento crítico.
Estamos ante una hegemonía total, legalizada a través de elecciones simuladas, bajo el disfraz de un mandato popular. Se trata de un partido, predominante, que tiene un líder poderoso, domina los tres poderes. Ya no hay contrapesos, no hay equilibrios. Las acciones de López Obrador destruyeron a los organismos ciudadanos autónomos o los cooptaron.
En la actualidad, la ley se convirtió en herramienta de control; Lo que queda es obediencia o represión. Los organismos electorales ya han sido morenizados. Sus actuaciones ante la elección judicial del primer domingo de junio del 205 los dejan en evidencia.
En este proceso, quedó en evidencia que, desde Palacio Nacional, se controla a las instituciones que fueron garantes de elecciones limpias, en el pasado reciente. Un solo partido, que tiene a un líder poderoso, domina los tres poderes.
No hay contrapesos, no hay equilibrios. La ley se convirtió en herramienta de control. Las instituciones autónomas han sido desmontadas una por una. Lo que queda es obediencia o represión. Veremos.