AMLO ya fracasó y ahora la esperanza ya no le pertenece

Adncoahuila

López Obrador, ya tuvo su oportunidad y ahora la esperanza ya no le pertenece.

Por: Jorge Arturo Estrada | Andrés Manuel sabe que su transformación está en riesgo. Ya está consciente de que sus corcholatas no tienen arrastre popular. Sabe a la perfección, que él, casi personalmente, tendrá que ganar la elección presidencial del 2024. Fiel a su estilo, no se detendrá en detalles legales ni morales. Esto se trata de conservar el poder, ni más ni menos. Los opositores a López Obrador ya encontraron una candidata con potencial ganador. Una que, súbitamente, se volvió poderosa y peligrosa para los planes de López Obrador. Esto lo mantiene molesto, su soberbia está lastimada.

Por su parte, los ciudadanos, y sus organizaciones, acertaron en su selección. El potencial de la senadora hidalguense, Xóchitl Gálvez, terminó por derrotar a las figuras que presentaron los partidos. Estos, organismos políticos, pasan por sus peores momentos de la historia. El PRI, en los hechos, ya no tiene gobernaturas, tiene solamente a dos mandatarios en coalición, con sus aliados PAN y PRD. Acción Nacional regresó a un tamaño de opositor mayor y el PRD está por desintegrarse.

Incluso Morena, es un movimiento integrado por tránsfugas del Prianprd, frecuentemente impresentables y escasamente prestigiados. Las guindas ya no representan el cambio, representan la continuidad de un grupo de poder que no resultó ni mejor ni menos corrupto. Xóchitl Gálvez, fue contundente, al sentenciar: “el presidente ya fracasó y ahora la esperanza nos pertenece”.

AMLO promesas incumplidas, muertos y una transformación trunca

Como no hay mucho qué informar, el presidente, Andrés Manuel, usa sus spots para repetir promesas a futuro, como si tuviera mucho tiempo para cumplirlas, y su sexenio fuera empezando. Estos ofrecimientos los complementa con verdades a medias y mentiras amplias. Ni la verdad ni la realidad son lo suyo. El tiempo es implacable y cruel, ya se le agota. Solamente le restan poco más de 12 meses portando la banda presidencial.

Durante su gestión, desde Palacio Nacional, concretó lo que buscaba: su tren Maya, el eje Transistmico y su refinería de Dos Bocas; aunque, ambos, están en obra negra.  Como propósito inicial, destruyó a un aeropuerto diseñado para ser de clase mundial; y, ahora, deberemos pagarlo, miles de millones, por décadas. Lo reemplaza por un más limitado aeropuerto que denomina Felipe Ángeles, el cual, aunque tiene mucho tiempo abierto, no consigue ni viajeros, ni operaciones y cuesta muchos millones al erario, cada día que opera.

Así, detona el desarrollo del sureste con el transístmico y demás obras. Simultáneamente, genera empresas y empleos, pero con cargo al gobierno. Acciones que podrían terminar como caros pasivos, si no las vuelven redituables en el corto plazo, y se conforman con el efecto propagandístico. Seguramente, eso, será tarea del próximo inquilino de Palacio Nacional.

En lo social, los grandes impactos, que dejará López Obrador, fueron el aumento a salarios mínimos, el combate al outsourcing, las becas para jóvenes y para adultos mayores, y la estabilidad económica a nivel macro.

Las promesas rotas ya no se pueden reparar. Pronto, conoceremos hasta dónde llega la devoción hacia el presidente, y hasta dónde llega el rechazo a lo que hizo y lo que no hizo. El acarreo, y los millones de pesos, serán las principales armas morenistas. Los clasemedieros, molestos, serán la fuerza de la menguada oposición. Sin embargo, quien emocione más y brinde mayor confianza será quien obtenga los votos de los electores no acarreables.

Por lo pronto, el tiempo se le agota al presidente. Faltan nueve meses para el super domingo electoral. AMLO y su gobierno dejarían más mentiras, más muertos y promesas incumplidas, que logros. Así, fueron los primeros 5 años de gobierno. Las cosas cambiarán aceleradamente, los próximos meses, el tabasqueño compartirá espacios, y reflectores, con l@s aspirantes a sucederlo. Será un período más intenso, probablemente inédito. Veremos.